Al acceder a la sala del cine Rex te trasladas a otra época. De los techos del hall cuelgan tres majestuosas lámparas de cristales, resalta al fondo una pequeña cantina debajo de las escaleras que suben al anfiteatro y se puede percibir que todos los detalles están cuidados en la decoración.
Allí encontramos a José Iniesta, el encargado del cine, que es el más veterano de la sala. “A los 16 años empecé a trabajar en los cines Floridablanca, que se situaban en el barrio del Carmen (Murcia)”, afirma con una sonrisa en la cara. Sus comienzos fueron en la sala de máquinas, “No podía despegarme de la máquina en ningún momento durante la película porque se podía mover el carboncillo y verse oscura”, afirma mientras cuenta que han cambiado mucho las máquinas hasta llegar a ser automáticas como son ahora.
Lleva 52 años trabajando en el cine Rex, “trabajaba aquí con el anterior dueño, después de muchos años cambié de trabajo y me fui a otro cine con Carceserna, a los pocos meses ellos compraron el cine Rex y continúo aquí hasta el día de hoy”.
Iniesta explica que en el año 1991 Carceserna, lo que hoy conocemos como Neocine, reformó la sala por completo. “Antes de ser un cine, fue un teatro”, afirma que se llamaba Teatro Ortiz y que tenía palcos en los laterales. “Eso se tapió y le dieron la forma que tiene, para que la acústica fuera buena”. El veterano explica que durante la reforma surgieron dudas con las tres lámparas del interior de la sala, que en un principio serían retiradas, “se arreglaron y volvieron al techo”, comenta Iniesta con orgullo.
Tras un rato charlando, José responde que el cine tiene unas 530 butacas y que se están vendiendo más de 300 entradas para las óperas ballet que se retransmiten en directo.
No le importa mostrarnos el cine por dentro; nos deja pasar a la sala en el final de la película y nos muestra la parte de arriba y la sala de máquinas, algo que no se suele ver todos los días, finaliza entonces nuestro paso por el cine y lo cierto es que ha sido una gran experiencia.
