El resurgimiento del Atlético de Madrid no fue únicamente suerte, el estilo de juego implantado por su nuevo entrenador iba a ser tomado de ejemplo en las grandes escuelas de fútbol, dejando entrever que para tener un buen ataque hace falta una buena defensa. Cuando este estilo tan defensivo es implantado en la llegada de Simeone, dejaba muy a las claras que el equipo disponía más de unos jugadores guerreros y peleones que de unos jugadores dotados de gran calidad, ya que el club no gozaba de un poder adquisitivo como para realizar unos fichajes que aportarán un salto enorme a la plantilla en cuanto a calidad. Antes de la llegada del Cholo Simeone, el club tenía que verse contra las cuerdas para realizar fichajes que pudiesen mantener al club a un nivel alto competitivo que pudiese hacer frente a los más grandes, prueba de ello eran los fichajes que se realizaban anteriormente a las orillas de la Ribera del Manzanares.
Se presentaban diferentes jugadores con poco nombre que querían demostrar en el club que podían hacerlo mejor que en sus anteriores clubes, nombres como el de Jurado (8 M), Maniche (6 M), Pernía (7,5 M), Agüero (23 M), fueron pequeñas piezas de un atlético que iba creciendo según avanzaban los años y como se puede comprobar con las cifras que se pagan ahora por lo jugadores que ficha el conjunto de la capital presentan una gran diferencia. Esa diferencia se vio presente a raíz de la primera final de las dos jugadas de la Champions League, entre ellos destacan Carrasco (30 M), Griezmann (40 M), Jackson Martínez (50 M), Lemar (75 M) , Joao Félix (120M), jugadores con gran nombre que se unieron al Atlético de Madrid tras poder apreciar cómo el equipo ya no era un equipo cualquiera, ahora luchaba por los grandes títulos y se situaba entre los grandes, todo ello desde el efecto que produjo Diego Pablo Simeone en el atlético.
