Día de la Constitución - 6 de diciembre
Es una fiesta civil lo que conmemoramos en este día. En ella celebramos la entrada en vigor de la carta magna española de la que emanan todas las leyes que legislan y velan por la sociedad española. Si bien, no fue hasta el día 29 de diciembre del año 1978 cuando entró en vigencia la misma y, por ende, publicada en el Boletín Oficial del Estado. El día 6 de diciembre de ese mismo año, lo que se llevó a cabo fue un referéndum en el que se le preguntó a los ciudadanos españoles si estaban de acuerdo con lo que se manifestaba en la Constitución. El resultado fue a favor.
Cinco años después, el 30 de noviembre de 1983, se ratificó mediante Real Decreto declarar el día 6 de diciembre como fiesta nacional ‘a fin de solemnizar adecuadamente el aniversario de la fecha en la que el pueblo español ratificó mediante referéndum la Constitución’ tal y como reza el documento al que se hace alusión con anterioridad.
Día de la Inmaculada Concepción - 8 de diciembre
En este no se trata de una fiesta civil y laica con en el caso anterior. Esta vez se trata de una fiesta religiosa. Cabe recordar que España fue fundada en las bases del cristianismo y es por ello que aún hoy día, a lo largo del año, muchos de los días festivos que poseemos en nuestro calendario tienen un marcado sentido religioso.
Esta festividad se viene conmemorando en España desde el año 1644. Fue el primer país en llevar a cabo esta solemnidad y es por motivo de la victoria en la Batalla de Empel, disputada en 1585. Durante dicho conflicto, la Virgen María intercedió, bajo esta advocación, haciendo que el tercio español saliera victorioso.
Este día, litúrgicamente, se conmemora la concepción inmaculada de la Virgen María en el vientre de su madre. Desde antaño, la Iglesia Católica fijó el día 8 de septiembre como el día en que nació María. Restando nueves meses de gestación, el día en que debió de ser concebida fue el 8 de diciembre. Este día no solo celebramos su concepción sino también el dogma en el que se defiende que María, como Madre de Dios, nunca poseyó el pecado original. Es decir, estuvo exenta de pecado desde su concepción hasta su muerte, como vaticinan las escrituras ‘llena eres de gracia’.
