La tumba de Tuntakamón fue descubierta por el egiptólogo Howard Carter en el año 1922 en el confín del Valle de Los Reyes. Una tumba soterrada bajo tierra que se había conservado intacta con el paso de los años y ajena a los ladrones de tumbas. Un descubrimiento que se convertiría en todo un hito, pero que traería consigo una terrible maldición. Cuenta la leyenda que todas aquellas personas relacionadas con el descubrimiento de la tumba fúnebre del faraón hallaron la muerte en singulares circunstancias. Pero, ¿fue realmente así? ¿Es real la maldición de Tutankamón? Lo cierto es que ocurrieron diversas muertes en el grupo expedicionario encargado de la exhumación de la tumba. El primero en fallecer fue el aristócrata y benefactor de la excavación Lord Carnarvon, quien murió tan solo cuatro meses después de abrir la tumba en el hotel Continental Savoy de El Cairo. A Carnarvon le sucedieron Aubrey Herbet, Archibald Douglas Reid, Arthur Mace, George Jay Gould, Richard Bethell, Iby Lythgoe, y George Bennedite. Sin embargo, fueron cincuenta y ocho las personas que formaron parte de todo el proceso del descubrimiento y solo ocho murieron en un período de doce años. Se dice, entonces, que la supuesta maldición fue un rumor creado por la prensa con el objetivo de incentivar el interés por el hallazgo. Aun así, muchos son los que creen en ella, pues la profanación de tumbas y la exhumación de cadáveres se considera en muchas culturas como un sacrilegio digno de castigo. Tanto es así que según cuenta la leyenda, cualquiera que moleste a la momia de un faraón será castigado con la muerte y muchos son creyentes de dicha afirmación conocida como la maldición del faraón.
El tesoro de Tutankamón
Pero más allá de esta supuesta maldición, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón se ha convertido en un evento memorable debido a la gran fortuna que ésta albergaba en su interior. En ella se encontraron más de 5398 artefactos entre los que destacan: un ataúd de oro, tronos, cofres, joyas, coronas, una máscara facial, trompetas, arcos, estatuas, muebles, vino, comida, ropa de lino, calzado, o una daga hecha de hierro de meteorito. Sin duda, un hallazgo realmente valioso. Y es gracias a esta fortuna prácticamente intacta que Tutankamón adquirió una relevancia mayor tras la muerte que la que tuvo durante su mandato.
Explorando la tumba de Tutankamón
