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Seguir una dieta rica en frutas y verduras: disminuir el consumo de carne, sobre todo si es roja o procesada, alimentos precocinados o altos en sal, evitar el azúcar e incorporar cereales integrales a nuestra dieta.
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Se ha comprobado que la falta de ejercicio físico es uno de los factores de riesgo para el desarrollo del cáncer colorrectal. Practicar 30 minutos al día es suficiente.
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Vacunarse también es muy importante y sobre todo no dejar de hacerlo cuando acabe nuestro calendario infantil. Tenemos que informarnos con nuestro médico de cabecera para ver qué vacunas nos corresponden en nuestra etapa adulta.
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Pruebas de detección precoz del cáncer: mamografías a partir de los 45 años, citologías a partir de los 20 años para prevenir el VPH, y prueba de heces para prevenir el cáncer colorrectal.
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Si eres mujer: Dar siempre el pecho a los hijos porque disminuye el riesgo de cáncer y también algunos tratamientos hormonales pueden provocarlo.
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Evitar el tabaco: por su composición es desencadenante de múltiples cánceres como el de pulmón o el de estómago.
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Limitar el consumo de alcohol: produce tumores cerebrales, de cuello, de esófago y de hígado. No está mal tomar alguna copa de vez en cuando, pero no hay que pasarse. En mujeres el límite de consumo es de una copa al día, y en hombres, dos.
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Protegernos del sol: para evitar melanomas que son desencadenantes de los temidos cánceres de piel. Hay que protegerse la piel tanto en invierno como en verano. En invierno es recomendable llevar un factor de protección 30 y en verano un factor de protección 50, debido a la diferencia de temperaturas.
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Evitar el exceso de peso: moderar la ingesta de calorías
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Protegernos, en la medida de lo posible, de cualquier sustancia cancerosa: por ejemplo, si estamos expuestos en nuestro trabajo a alguna sustancia perjudicial para nuestra respiración, o lo que es lo mismo, si estamos respirando algún aire contaminante. Es bueno informarse en el lugar donde estemos para prevenir cualquier riesgo.
