jueves. 28.03.2024
Al final decir: "soy positivo en VIH" forma parte de tu identidad, de tu nombre y de quien eres"

"Todavía me cuesta hablar de ello"

Una mujer que convive con el virus del VIH desde hace unos años, decidió expresarse realmente y contar qué impedimentos, tanto a nivel personal como profesional, puede llegar a causar esta infección o enfermedad.

 

A nivel profesional, decir que se ha sentido discriminada en varias ocasiones por el hecho de ser una persona seropositivo, aunque todavía no puede profundizar en ese asunto.

A nivel personal, “todavía me cuesta hablar de ello, llega un punto en el que decir soy positivo en VIH, forma parte de tu identidad, de tu nombre y de quien eres. No quiero tener que ir aclarando por todos lados que tengo el virus del VIH pero no el SIDA. La gente, en muchas ocasiones, no tiene vergüenza, ni educación, ni el más mínimo respeto". 

"No quiero tener que seguir excusándome allá por donde voy, ni dándole explicaciones de cómo me contagie a cada persona que conozco, porque ya te juzgan y te asignan la etiqueta del pasado que habrás tenido... Simplemente por un supuesto pasado mío que se imaginan. [...] Sin lugar a dudas, el mayor apoyo ha sido familiar porque en cualquier momento parejas o amigos te tratan de manera diferente, incluso sin darse ni cuenta. Pero tu familia sí está realmente a tu lado y te apoya. Me han ayudado mucho a enfrentar todas las barreras que he tenido y son mi principal pilar".

Esta chica fue a emergencias por un dolor de abdomen/ovarios. Tras reconocerla, empezaron a iniciar los trámites para ver qué le ocurría y comenzar con exámenes y estudios. Los médicos que estaban de guardia en aquel momento accedieron a ver su expediente médico y pudieron observar que en él ponía: “Paciente VIH positivo”.

Al comprobar y verificar con ella esta información, le dijeron que esos dolores serían normales y que debía acostumbrarse. Seguidamente la mandaron para casa.

A los pocos días, los dolores continuaban sin cesar durante más de dos horas. Ella se encontraba intranquila, y decidió acudir a otro hospital para corroborar si era normal.

En este otro centro médico descartaron que fuera algo normal desde el primer momento, y empezaron a hacerle todo tipo de pruebas. Por otra pare, pruebas normales y rutinarias que se le deben de hacer a cualquier paciente que sienta dolores o molestias.

Finalmente, resultó ser apendicitis aguda. Después de dicho diagnóstico, la tuvieron que operar de urgencia.

Al pasar unos días y toda la recuperación de su intervención, esta chica comenzó a emprender acciones legales contra el primer hospital, el cual no quiere nombrar, y más concretamente, contra el doctor que la atendió. “Tendremos un juicio dentro de poco. Estoy segura de que no reaccionaron bien conmigo y la justicia seguramente también lo considere así [...] Aunque quizá algunas personas no lo consideren de mucha gravedad, hay quien me entiende. Y sabe cómo te pueden hundir moralmente la dignidad este tipo de cosas.  Me quitaron cualquier derecho como paciente en cuanto vieron mi expediente. Aún no lo creo. [...] Ya no es ganar un juicio, es volver a recuperar mi autoestima, mi orgullo y mi amor propio como persona. A día de hoy, y después de todo lo que llevo pasado en este tiempo, lo único que tengo claro es que esta enfermedad no debe de acabar contigo, al menos si tu no quieres. Pero la gente sí que puede, y el daño que te pueden causar también podría acabar contigo si te dejas”.