lunes. 29.04.2024
Vicepresidente, vocal y tesorero de la ONG Makua
Vicepresidente, vocal y tesorero de la ONG Makua // Manuel Serrano

Juan Blázquez García, vicepresidente de la ONG Makua, lleva más de 20 años colaborando con la misma ya que esta es su verdadera razón de existir. Marisa Hernández, vocal de la ONG Makua, es una Hermana Franciscana que lleva más de 10 años apoyando este proyecto. Sebastián Dato, tesorero de Makua, es el encargado de dirigir todas las operaciones y misiones desde la oficina central de Murcia, sin él este proyecto sería imposible. Los tres han sido los encargados de responder a estas preguntas.

La ONG Makua está declarada Utilidad Pública desde 2001.

 

¿Qué es Makua? ¿de dónde viene su nombre? ¿cómo y cuándo empezó este proyecto?

Makua es el dialecto que se habla en el norte de Mozambique, más concretamente, en los barrios y zonas más marginadas. Este territorio fue el más afectado por la Guerra de Independencia con Portugal. En Mozambique el idioma oficial es el portugués, pero el dialecto principal es Makua, de ahí viene el nombre de esta ONG.

El proyecto nace cuando las Hermanas Franciscanas llegan a Mozambique a una misión en 1995 y son conscientes de la ayuda que se necesita. Un año después en Murcia se funda la ONG queriendo cubrir las máximas necesidades del norte de Mozambique. Esta ONG solo tiene sede en Murcia, es cierto que se hace la máxima ayuda desde todos los hogares de las Hermanas Franciscanas, pero sede como tal, solo reside en Murcia.

Uno de los principales problemas que por los años noventa detectaron las Hermanas, fue observar a los niños y niñas. Se dieron cuenta de que cuando estos entraban al colegio, apenas sabían hablar portugués y esto hacía que se retrasasen muchísimo en el aprendizaje y la mayoría terminaban abandonando.

Con una mano delante y otra detrás, las Hermanas se pusieron manos a la obra a enseñar esas primeras letras de portugués a todos los niños y niñas que querían para intentar adelantar lo máximo para cuando llegasen a la enseñanza obligatoria. De esta manera, todo sería más sencillo.

Después de 1996, en 2001 han ido poniendo unas mini sedes para que las hermanas tengan más facilidades de ayudar en Angola, en 2010 en Azir River, Kenia, en 2013 en santa Rosa de Copán y en 2022 en el Zongo.

Este es el nombre y el origen del proyecto.

 

¿Cuántas personas colaboran con directamente con Makua? ¿dónde llegan los donativos y cómo se distribuyen?

En total, cerca de unas cien personas, más o menos.

Todo el dinero que llega desde España o el extranjero, venga de donde venga, viene aquí, a nuestras oficinas y a nuestro número de cuenta. Lo bueno que tiene esta ONG es que al ser tan pocos trabajadores como tal, el 99% de los beneficios van íntegramente para ellos. El 1% restante se destina un poco a publicidad, revistas y cualquier imprevisto que pueda ocasionarse.

Para que los socios colaboren con nosotros, las Hermanas y los voluntarios intentan sensibilizar a las familias a través de charlas en los colegios y actividades solidarias. Fundamentalmente, lo que se hace es una labor de concienciación para contar con socios y con padrinos.

Tenemos un problema actualmente. Hay ataques terroristas contra el cristianismo. Poco podemos hacer, Dios está con nosotros.

Como bien hemos dicho, las Hermanas son las que detectan los problemas y desde aquí actuamos como altavoz para resolver sus problemas.

 

¿Cuáles son los logros que habéis conseguido?

Allí, principalmente lo que queremos es cubrir las necesidades básicas de los niños, es decir, que coman y que estudien, nada o poco más. Con eso ya somos más que felices. Si esto lo conseguimos vamos un paso más allá.

Construimos muchos “Lares”. Lares son residencias de estudiantes para mujeres. Chicas que no tienen medios ni para comer ni para estudiar y quieren hacerlo. Makua intenta ofrecer las estructuras mínimas para que salgan adelante y, muchas lo consiguen. 

Además de Lares construimos pozos, comedores, apoyos para que las mujeres tengan independencia. Hasta ahora llevamos: 9 escuelas infantiles, 6 comedores, 4 en Kenia, 2 lares en Kenia, 25 pozos en todas las zonas, 5 hospitales…

Los hospitales terminamos donándoselos al estado para que ellos pongan los médicos y de esta manera se mantenga mejor. Los hospitales los construimos en zonas intermedias donde la gente tiene que desplazarse muchos kilómetros para llegar a sus destinos.

Cuando se construye un hospital se hacen poblados alrededor. No es dinero público, todo dinero privado, todo lo que nos dan nuestros socios y padrinos, nada más.

En Mozambique, son comunistas. Ellos no venden terrenos, ceden terrenos.

La satisfacción de ver cómo las mujeres cumplen sus sueños y salen adelante, es lo mejor que nos ha pasado en la vida. Cuando vemos que un niño llega completamente desnutrido y se le salva la vida… No existe una palabra para expresar lo que se siente.

El hombre y la mujer está muy diferenciado y las hermanas ayudan a las mujeres para que ellas se valgan por sí mismas.

Se da el evangelio con actos, no con palabras. Se ve el problema y se ayuda, no se hace palabra, se hacen actos.

 

La gente muchas veces está equivocada, esta ONG no solo va dirigida la ayuda a personas cristianas, en Mozambique son casi todos musulmanes y se ayuda a quien hace falta. Se cumple un mandato que es ayudar al prójimo.

 

¿Cuáles son las dificultades más grandes a la que se enfrenta una ONG como esta? ¿Qué conlleva trabajar desde España para ayudar a otros países?

La Burocracia, sin duda. La burocracia es el mayor de nuestros problemas. Tenemos varias Hermanas esperando la documentación de salida a Mozambique más de tres años. Tú mañana puedes ir de turista 30-90 días pagando un bisado, por cierto, carísimo, cada vez más caro, pero nuestras Hermanas quieren irse a ayudar 10 o 15 años y no dan ayudas. Es todo muy complicado.

Cada vez ponen más problemas. No sabemos si es por el terrorismo o porque no quieren cristianismo allí. No sabemos nada. Pensemos en positivo.

 

¿Qué iniciativas se toman para que se consigan socios o fuentes de financiación?

Voluntarios que se ofrecen para dar charlas y las Hermanas moviéndose lo máximo posible. De esta manera somos aproximadamente unos 100 socios. Todos ellos nos ofrecen una ayuda desinteresada. Se buscan amigos, amigos de amigos, familiarizares, conocidos… Se busca hasta debajo de las piedras si hace falta. Allí hace falta mucha ayuda.

Publicidad hacemos poca, uno de los defectos que tenemos es que no dedicamos el tiempo suficiente que se necesita. No tenemos contratado a nadie y solo actuamos con voluntarios. En la oficina solo hay una persona y aquellos que quieren ayudar, pero vienen días puntuales. Todo está anticuado.

Nos gustaría que la página web estuviese mejor, tener folletos, flyers, camisetas, bolígrafos... pero nos es imposible. No tenemos tiempo y tampoco medios… Bastante que llegamos a donde llegamos.

 

¿Qué objetivos os habéis marcado para 2023?

No tenemos objetivos como tal. En Makua vamos año a año queriendo mantener todo lo que tenemos hasta ahora. Todo proyecto que hacemos es para que se mantenga en el tiempo. No queremos hacer el mejor comedor social de todo Mozambique. Queremos que lo que hagamos sea algo que dure para siempre.

Si esto fuese así y lo mantenemos un año más, tenemos en mente construir dos poblados que han sido derrumbados por los monzones, los ciclones de la zona índica. El Gobierno les dijo que podían construir, pero no tienen medios… Entonces, queremos construir 2 o 3 poblados.

Todo proyecto que hacemos vamos paso a paso, es decir, se va poco a poco, primero poblado, después escuela, después lares y después hospital. Así con todo.

 

¿Cuál fue la razón por la que estáis hoy aquí en Makua?

Por el boca a boca. Desde que lo escuchamos estamos aquí y ya llevamos más de 15 años. Esto es gracias a las Hermanas, como ya hemos dicho, somos altavoces de ellas y actuamos sobre lo que ellas nos dicen. Con poco dinero allí se pueden hacer muchísimas cosas.

Digamos que nosotros somos el brazo secular, el pulmón, esto merece la pena, esto si, esto no, pero todo lo hacen las Hermanas.

Todos los recursos se destinan a donde tienen que ir, eso es lo mejor de este proyecto, sin duda. No se queda por el camino.

Se intenta sacar petróleo de donde no hay.

Hermana Franciscana en la construcción de un pozo en Mozambique
Hermana Franciscana en la construcción de un pozo en Mozambique // Sebastián Dato

¿Habéis pensado en no volver de alguno de los viajes por el sufrimiento humano que habéis visto en primera persona?

Las Hermanas no quieren volver, ninguna. Todas las hermanas quieren morir allí. Quien va y es consenciente del problema no quiere volver. Si vuelven es por estar enfermas. Todo el mundo está voluntariamente, pero tiene que gustarte y, sobretodo, sentirlo. Cuando alguien está allí… es un cambio de mentalidad y de vida.

Todo lo que ves no se puede explicar. Los niños crecen como las matas, allí se mueren y no saben dónde están, la madre no sabe si los verá al día siguiente. Son varios los voluntarios que se han hecho su casa para ir y quedarse todo el verano. Les ha cambiado la vida.

Cuando se quitó la mili, debería haberse puesto esto: cuando no tengas dinero para salir de fiesta y veas que allí no tienen para comer, se acabaría mucha de la tontería que existe.

Los niños que van a la escuela, van para comer y de paso se les enseña. Esto es lo más gratificante del mundo. Se lo recomiendo a cualquier persona que tenga la duda de si quiere ir o no.

Accedes a una realidad que ves en las películas y te das cuenta de que la realidad supera a la ficción.